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Queridos Amigos y Hermanos.

Bienvenidos a la página de la Respetable Logia Simbólica Cónclave #1 bajo la Jurisdicción de la Muy Respetable Gran Logia Mixta Tonantzin

Queremos que disfruten del contenido de esta página, la cual, está diseñada para ustedes, en ella, intentamos mostrar un poco de nuestra investigación, contactar con otras obediencias de otros estados o países, igualmente, mostrar la instrucción de nuestros integrantes y hablar sobre las luchas sociales que tanto deben ser apoyadas hoy en día.

Esperamos que este sitio sea de tu agrado, poco a poco iremos subiendo algunos archivos para que los descargues con toda confianza, revistas, música y vídeos, lo importante es que te lleves algo de aquí, con eso cumplimos un poco la deuda contraída en algún momento con la sociedad y esperamos, que tú lo hagas igualmente.


¡Bienvenidos!

lunes, 21 de febrero de 2011

ALGUNAS PALABRAS A FAVOR DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN


ALGUNAS PALABRAS A FAVOR DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Cada uno de nosotros tiene un lugar en el mundo, un primordial talento y la libertad de tomar su bandera, para cada quien siempre hay una misión que habremos de cumplir y en la que podamos tener mil encuentros para aprender de ellos, pero por siempre nuestro lugar sigue listo y vacio para empezar a hacer lo que venimos a hacer aquí,  a vivir lo que más vale vivir y encontrar nuestra segunda identidad, la causa de este viaje existe pero, confundidos no sabemos mirar, hasta que con sinceridad  reflexionamos acerca de si hemos podido cumplir con nuestra parte.

Nuestra convicción de buscar la verdad, en ningún tiempo ni en ninguna parte del mundo nos ha hecho privilegiados. Es verdad que quien emprende esa búsqueda ha gozado, en ocasiones, de ciertas prerrogativas; pero eso se ha debido más que nada a esa pasión innata de los poderosos por la prostitución de la inteligencia, por la compra de la ignorancia ajena. Las ideas se corrompen, o se persiguen: las cárceles, los exilios, la muerte. El que levanta la voz tiene una peculiaridad, y de ahí que se le considere distinto, aun peligroso, y es que asume la función de testigo de sí mismo y de la sociedad en que vive. El testigo de nuestra mediocridad siempre nos es molesto; lo rechazamos siempre porque de una o de otra manera nos echa en cara nuestra pequeñez, nuestra cobardía. Cada día más, los logros de la ciencia y de la técnica nos alejan de nuestra propia esencia, nos mutilan, nos invalidan, nos envuelven en una placenta de satisfactores artificiales, nos deshumanizan. Cada vez más, nos enseñamos a pasar de largo por la vida. Olvidados cada vez más de las vocaciones humanas, tal parece que estuviésemos viviendo sólo para huir de nosotros mismos

El derecho de libre expresión cuando nadie contradice al gobierno, la libertad de prensa cuando nadie está dispuesto a formular las preguntas importantes, el derecho de reunión cuando no hay protesta, el sufragio universal cuando vota menos de la mitad del electorado, la separación de la Iglesia y el Estado cuando no se repara regularmente el muro que los separa. Por falta de uso, pueden llegar a convertirse en poco más que objetos votivos, pura palabrería patriótica. Los derechos y las libertades o se usan o se pierden.

No es sólo en la protesta, sin embargo, que peleamos por la libertad. Uno pelea por libertad en contactos personales y en muchas fases de la vida civil. Todo el tiempo, día a día, tenemos que continuar luchando por la libertad de religión, libertad de expresión y libertad de la pobreza, por todas aquellas cosas que deben ser ganadas en la paz así como en la guerra.
Todas las dictaduras, de derechas y de izquierdas, practican la censura y usan el chantaje, la intimidación o el soborno para controlar el flujo de información. Se puede medir la salud democrática de un país evaluando la diversidad de opiniones, la libertad de expresión y el espíritu crítico de sus diversos medios de comunicación. Desgraciadamente dicha libertad de expresión, sin la libertad de ofender, deja de existir.


Siempre hay algo que hacer, algo que intentar para cada quien siempre existe un deber que nos levanta y pone de pie aunque el mundo en su ceguera no  alcance a comprender
y se oponga. Ciertamente, las vías de escape, las tentaciones, los promisorios cebos que se  nos ofrecen para desertar de nuestros principios, para entrampar nuestra lucha, para prostituir nuestro deber, son múltiples, como múltiples y difícilmente soportables suelen ser también las mordeduras de la incomprensión, las heridas del rechazo, las llagas del amor propio ulcerado, las formas de la desesperación, la desesperanza, el sentimiento de inutilidad, la sensación de fracaso. ¿Para qué luchar por decir algo que nadie quiere oír? ¿Para qué obstinarse en la pretensión de mostrar la luz a quienes se complacen en su ceguera? ¿Por qué? ¿Para quién? Mejor amarrarte una piedra al cuello y tirarte de cabeza al abismo. Ya está. Inmolación de lo que se ama. Holocausto de uno mismo.

Al rechazo, a la indiferencia de la sociedad algunos responden con la irresponsabilidad, con la autodestrucción; pero el negar la propia inteligencia, el trocar las actividades creadoras por la esterilidad, es una muy precaria venganza. La sordera de los hombres no es motivo para callar; su presunto letargo mental no justifica ninguna deserción; significa, por el contrario, una especie de traición imperdonable, una concesión definitiva a quienes persiguen la mediatización de la humanidad.

Ningún hombre que viva en sociedad tiene derecho al silencio, ni nadie posee la facultad moral para imponerlo. Todos somos culpables de lo mismo. Un crimen, una censura, cualquier tipo de aniquilamiento individual forma parte de una irreversible degradación colectiva. La vida misma, tal vez por incomprendida e incomprensible, es ya de por sí dolorosa; no la hagamos también absurda.

Fr.·. Gabaón

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